Libros robados de la biblioteca nacional van a parar a EEUU y Europa
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“No nos daremos por vencidos, vamos a presentar una queja en la misma Fiscalía porque en su sentencia se han basado en datos falsos y contradictorios”, afirma el director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), Ramón Mujica, luego de que la Fiscalía Anticorrupción archivara la investigación por el delito de peculado contra ocho trabajadores de su institución a pesar de las pruebas contundentes. Ellos estarían involucrados en el intento de robo de más de 4 mil documentos del Archivo Presidencial Cáceres, los cuales estarían valorizados en millón y medio de dólares.
Una ruta. Eso es lo que usarían los ladrones de valiosos libros y manuscritos que desaparecen de la Biblioteca Nacional.
Una vez que logran apoderarse de estas joyas bibliográficas que detallan los sucesos ocurridos entre los siglos XV y XIX en América Latina y el mundo, los facinerosos hacen diversas gestiones y los históricos documentos llegan a Argentina, y es desde ese país que parten a su destino final: Estados Unidos y Europa.
“El Virreinato del Perú representa la historia de 10 actuales repúblicas. Por eso nuestros manuscritos y libros son muy codiciados, sobre todo por las universidades de EEUU y Europa, que están sedientas de conseguirlos, ya que son importantísimas fuentes primarias”, explica el director.
“Se ha detectado que antes de que nuestros valiosos libros lleguen a Estados Unidos o Europa, tras ser robados, estos fueron vendidos en librerías anticuarias argentinas”, señala Mujica. Poco a poco, él ha venido hallando pistas para determinar hoy que existe una ruta del tráfico de libros robados.
Una de ellas apareció cuando recuperaron el catecismo quechua del siglo XVIII, de la colección del etnólogo Paul Rivet. Antes de ello, en la Biblioteca Nacional nadie sabía que estaba desaparecido hasta que el investigador francés César Itier, quien había consultado el libro dos años antes en la BNP, lo redescubrió de forma casual en una prestigiosa biblioteca de Washington. Él dio aviso a Mujica porque llevaba el sello de la Biblioteca. Así se conoció que esa institución lo había comprado en una librería anticuaria de Buenos Aires.
Para Mujica, el robo de valiosos libros antiguos es un problema endémico que arrastra su institución desde hace varios años. Por eso, en el 2011 empezó una campaña con la que logró recuperar más de 140 documentos históricos.
“Tenemos grandes joyas bibliográficas que por culpa de unos cuantos malos funcionarios pueden desaparecer”, indica el director de la BNP.
Fuente: larepublica.pe
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